¡Hola! En este nuevo post, quiero hablarte de algo que quizás te resuene… ¿Estás listo/a?

Déjame contarte una historia…

 

Eres un/a joven cineasta, con muchísimas aspiraciones y sueños… Tienes una película soñada en tu cabeza, ¡el proyecto de tu vida! Y ya puedes visualizar cada plano, cada movimiento de cámara, cada posicionamiento de los actores y las actrices, cada punto de giro…

 

Solo hay un problema: no tienes lo necesario para rodar este proyecto. Todavía no. ¿Te resulta familiar esta historia?

 

¿Qué hacemos en este punto?

 

En el momento en que te das cuenta de que no puedes rodar tu film soñado tal como tú quieres, a mi parecer, tienes dos opciones:

 

a) Seguir soñando y trabajando indefinidamente en tu proyecto soñado, sin hacer otra cosa, aún a riesgo de que la quimera jamás se haga realidad

 

b) Asumir que no es el momento para hacer ESE proyecto (todavía) y pensar en el proyecto que SÍ puedes rodar ahora mismo

 

La opción a) dice muchísimo de ti, en serio. Y positivo. Demuestra tu perseverancia, y que no desistes en tus sueños. Sin embargo, ¡el Bulevar de los Sueños Rotos está repleto de personas como tú, que en su día creyeron que podrían levantar montañas de la nada!

 

La opción b), en cambio, no implica que debas abandonar tu proyecto soñado. ¡Ni de broma lo hagas! Pero, a su vez, te permitirá poner tu foco en la película que, con lo que sí tienes o puedes conseguir ahora mismo, sí puedes filmar.

 

 

¡Ponte ya en marcha!

 

El cine es una carrera de fondo, y no consigue mejores resultados quien llega antes, ¡sino quien consigue llegar al final! Es importante asumir que levantar un proyecto cinematográfico es un proceso siempre lento y nunca sencillo. Como te he dicho antes y como siempre dice un buen amigo mío, Jesús Llungueras: “Es levantar una montaña“.

 

Imaginemos que tu proyecto soñado es un opus magna que cambiará la percepción de los espectadores sobre el cine durante décadas. Pero tu impedimento es que, para filmarlo y estrenarlo como es debido, necesitas tres millones de euros, dos grandes estrellas del cine patrio, el apoyo de un gran canal de televisión así como subvenciones del Estado… Pinta difícil, ¿no?

Pero en vez de obcecarte en todo lo que no tienes, ¿y si giras la tortilla? Resulta que tienes un grupo de amigos/as de lo más variopinto (capaces de generar cientos de guiones por sí mismos/as), una videocámara decente, un equipo de audio que puedes conseguir prestado o barato, algunas personas dispuestas a echarte una mano… ¡Empieza por nutrirte de lo que tienes a tu alrededor, filma y aprende a hacer cine con aquello de lo que sí dispones!

 

 

Una pistola, un maletín y una tortuga

 

Esas son las tres cosas con las que Robert Rodriguez filmó “El Mariachi“, su debut en el largometraje. Cuenta la leyenda que, con una videocámara prestada, 7.000 dólares conseguidos incluso a costa de dejar que experimentasen médicamente con su cuerpo,  y la inestimable ayuda de amigos y familiares, logró rodar un pequeño film de acción con muchísima personalidad, que acabó valiéndole un acuerdo con Columbia Pictures y el salto a Hollywood.

 

Está de fábula ser muy ambicioso, en serio. ¡Pero todo tiene su momento! Christopher Nolan no empezó su carrera rodando mastodontes como “Inception” o “Dunkirk“: para ello, tuvo que iniciar su andadura con “Following, filmada con un presupuesto ínfimo y solamente en fines de semana.

 

Y lo mismo te puedo decir de Paco León. Pese a que ya era un actor y humorista de lo más exitoso, se le cerraban las puertas para rodar películas. Así pues, apostó por un modelo innovador y de lo más razonable: en vez de levantar montañas, cogió a su madre y a su hermana (María León, que también es actriz y además prodigiosa), y levantó una película entera a su alrededor, que acabó distribuyendo simultáneamente en cines, formato físico y VOD. ¿El resultado? ¡Actualmente compagina una brillante trayectoria como actor con la dirección de cine de alto presupuesto y publicidad!

 

Entonces, mi consejo es: “Sueña en grande, pero haz en pequeño“. En lugar de pensar en el gran salto que tienes que dar, divídelo en pequeños pasos y en objetivos alcanzables. ¡Allánate el camino con pequeños proyectos que sí puedas hacer, cada uno mejor que el anterior, hasta llegar a tu película soñada!